El Espíritu Santo es Dios, no es una fuerza o energía cualquiera. Es la tercera persona de la Trinidad, compuesta por Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Mora en el corazón del creyente y capacita o empodera al pueblo de Dios para que realice la obra que el Padre le ha encomendado hacer en este mundo.

Luego de que Jesús resucitó y justo antes de subir al cielo, le dijo a sus discípulos:
(Hechos 1:8)
Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
Aunque Jesús no estaría más sobre la tierra en forma de hombre, gracias al Espíritu Santo la presencia de Dios sí estaría sobre cada uno de sus hijos. Los capacitaría para ser sus testigos por todo el mundo. Hoy todavía sigue siendo así. Cada uno de los que hemos recibido a Jesús como Señor y Salvador tenemos el Espíritu Santo en nosotros. Nos ayuda a vivir en su voluntad para llevar la presencia de Dios y su mensaje dondequiera que vamos.

La labor del Espíritu Santo
El Espíritu Santo realiza una obra especial en este mundo y dentro del pueblo de Dios. Es la presencia del Dios todopoderoso en medio nuestro. Él obra de diferentes formas ayudándonos a sentir al Señor y a andar siempre de acuerdo con su voluntad.
Veamos algunas de sus funciones. Demos gracias a Dios por la obra del Espíritu Santo en nosotros y pidamos su ayuda para que podamos reflejar más de él en nuestras vidas.
El Espiritu Santo es el Conocimiento, la Verdad y la vida pura de Dios en acción, permítele entrar en tu vida y obrar milagros en ella, para que seas testigo de la gloria de Dios.